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Cada movimiento en el universo es un movimiento hacia el amor.

Como mis queridos lectores habran notado hice una pausa en mi blog, deje de escribir. Al principio no sabia si lo dejaria para siempre o simplemente por un periodo de tiempo, aun no lo se. Pero hoy encontre este escrito de Madisyn Taylor y me parecio tan oportuno traducirlo y compartirlo con ustedes mientras transitamos un tiempo de tanta incertidumbre.  Estamos aqui y ahora para servir. " Estamos viviendo en una época de grandes cambios. Muchos pensadores y videntes coinciden en que la humanidad y el planeta Tierra están evolucionando a un ritmo acelerado, y que esta evolución será necesariamente severa y aparentemente caótica a veces. Es natural que las personas reaccionen con miedo, porque estos cambios sin duda traerán cierto nivel de dificultad y pérdida para muchos de nosotros. Sin embargo, es esencial que todos recordemos que nuestras almas eligieron estar aquí en este momento y ser parte de este proceso. Cada movimiento en el universo es un movimiento hacia el amor. Es

Peregrinando al Rio



Ir a lavar ropa al rio, creo es una de las experiencias que nunca estuvieron en mis planes.
Irónicamente parece ser una de las mejores técnicas para lograr que el blanco de los textiles teñidos con índigo sean mas brillantes y nítidos. 

Porque, no solo hay que lavar las telas en el agua dulce de un rio, sino que también hay que golpearlas vigorosamente contra las rocas. De esa manera los pigmentos que no están adheridos a las fibras se desprenden.

Efectivamente eso fue lo que hicimos en pleno mes de noviembre en las afueras de Tokio en un rio de las montañas en Fujino.

En una fría mañana invernal, un grupo de lo que asistíamos a las clases de Indigo Shibori de Bryan Whitehead, con nuestras telas teñidas con índigo y ya previamente lavadas nos encaminamos llenos de expectativas rumbo al rio.  

El rio corre profundo encajonado entre montañas. Cuando llegamos a el nos quitamos los zapatos y descendimos por unas precarias escaleras de hierro incrustadas en un muro de concreto hasta el lecho. En esa parte del rio existen unos pequeños muros intercalados que supongo cumplen la función de moderar la velocidad de la corriente del agua. Allí nos ubicamos para lavar nuestras telas en el rio y golpearlas vigorosamente contra el concreto.

Pese a que nuestras telas ya las habíamos lavado, al golpearlas comenzó a desprenderse grandes cantidades de índigo y en unos minutos el agua del rio corría azul teñido de índigo que no es toxico ni contaminante.

Con este método se logran blancos mas claros y bien definidos.

Al cabo de un rato mis pies estaban fríos, transparentes e insensibles, mi espalda adolorida y mi cuerpo exhausto, pero sin duda feliz y divertida con semejante experiencia, tenía mi ropa mojada y salpicada con índigo, mis cabellos y rostro con pecas azules.

Terminada la tarea subimos con dificultad las escalerillas con los baldes llenos de telas mojadas. 

Mientras nos calzábamos para volver a casa comenzaron a retumbar por las montañas disparos de escopeta. ¡Si! Así como lo oyen, disparos sobre nuestras cabezas. Resulta que uno de los vecinos estaba disparando para asustar a los monos que se acercan a las plantaciones. Bueno, quiero pensar que era eso, pues en todo el tiempo que yo estuve allí nunca vi ningún mono. Cuando por fin Bryan logro detener estos disparos nos marchamos a casa a tender nuestras telas recién lavadas.

Este proceso de lavar  telas en el rio lo volvimos a repetir un par de veces más.
Una que otra vez tuvimos que salir al rescate de las telas que el rio se llevaba con la corriente, por suerte siempre alguno de nosotros estaba aguas abajo dispuesto a correr detrás de ellas.

Este es uno de los tantos bonitos recuerdos de mi estadía en Japón aprendiendo técnicas milenarias del Índigo Shibori.











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