El 11 de Noviembre, nos
reunimos todos los que asistiríamos al curso de Indigo Shibori en un hotel en
el centro de Tokio y, después de despachar nuestro equipaje rumbo a las montañas,
nos fuimos en tren a Fujino.
Un viaje de un par de horas hacia el sur de Japón
entre bosques y montañas.
Nos alojamos en la casa
de nuestro profesor, Bryan Whitehead, una vivienda típica japonesa de más de
150 años, toda de madera, con puertitas corredizas y decorada con un gusto exquisito.
Desde las ventanas de mi cuarto tenia una vista extraordinaria de las montañas y
plantaciones de té, y amaneceres entre bosques brumosos.
Nuestro profesor Bryan,
además de ser nuestro guía en Tokio en los museos textiles y lugares que visitamos,
también fue nuestro traductor de japones en los restaurantes, negocios y transporte, tiene mas de 30 años de experiencia en Japon.
En su casa nos recibió haciéndonos sentir cómodos y bienvenidos. Nuestro cocinero,
Hiro, no solo nos deleitó todos los días con platos variados, vistosos sino también
sabrosos. Hiro y sus arreglos florales nos sorprendían a cada paso con rincones
delicadamente decorados con plantas y flores.
Son muchos los detalles
que podría contarles sobre mi estadía en casa de Bryan pero, dudo que pueda poner tantas sensaciones en palabras.
Nuestros días se
iniciaban muy temprano con el sabroso aroma a café con el que Hiro impregnaba
toda la casa. A las 9 comenzaban nuestras clases con Bryan.
Lo primero que tuvimos
que mostrarle a nuestro profesor de Indigo Shibori fueron nuestros deberes. Bryan nos envió
a cada uno de sus alumnos desde Japón una caja con telas, hilos, lápices de
tinta de orquídea (que desaparece tan pronto se humedecen las telas) y papel de
caqui ( Katagami) para hacer plantillas ( stencils).
Todos los dias eran muy
intensos, distribuidos entre charlas informativas, cortar y doblar telas, dar
cientos de puntadas, aprender a diferenciar distintas técnicas textiles japonesas y mucho más.
Bryan se caracteriza
por su estupendísima claridad enseñando, especialmente por su flexibilidad y, cualquier
pregunta que le formuláramos podía conducirnos a que nos mostrara su impresionante
colección de telas japonesas o, que nos vistiera con sus lujosos kimonos y
obis o, nos mostrara sus multiples telares.
Usualmente bien
temprano o después de almorzar salíamos a caminar por las montañas, o simplemente
aprovechábamos el tiempo completando nuestras múltiples tareas pendientes.
El 15 de Noviembre
fuimos hasta el rio a lavar nuestras primeras telas teñidas con indigo. Bryan
tiene dos contenedores inmensos de 130 litros de índigo, allí sumergíamos nuestras
telas hasta 10 veces, luego las enjuagábamos y el ultimo lavado era
en el rio. De mas esta contarles que la experiencia del rio fue única, había que
descender al rio por una escalerita de metal y permanecer descalzos en las
aguas gélidas invernales de las montañas de Japón, golpeando las telas contra
las piedras. La idea era desprender de los textiles los pigmentos sueltos de índigo
y, así lograr blancos mas nítidos.
Algunos días salíamos en
grupo a ver galerías de arte, visitar maestros ceramistas, artistas especializados
en joyería, o simplemente a cenar en distintos lugares.
El 16 de Noviembre
fuimos al taller de Mr. Noguchi, maestro de siete generaciones, especializado
en índigo Shibori y katazome, en Hachioji.
Mr. Noguchi nos mostro todo el proceso de katazome (una pasta a base de
harina de arroz que sirve para bloquear las telas para que no se tiñan con índigo).Ademas, nos permitio usar su estudio para hacer nuestros textiles con la tecnica de katazome, usar sus herramientas, sus katagame y teñir en sus multiples contenedores de indigo. Un lujo total!
Con nuestras manos teñidas
de índigo y nuestros extensos días de aprendizaje y trabajo fueron transcurriendo
las semanas en Fujino. Así llego el día 21 de Noviembre y el momento de volver
a Tokio.
Nuestro curso de índigo
Shibori había llegado a su fin , nuestras valijas, llenas de telas fruto de
incalculables horas de coser, doblar, teñir, lavar, cortar hilos partirían a
nuestros hoteles en Tokio.
Este fue un curso
intenso en donde pudimos ver de primera mano el mundo milenario del índigo
shibori japones y sus múltiples secretos.
Personalmente, pese a llevar más de
un año y medio trabajando con estas técnicas, descubrí nuevas formas y estilos
que no figuran en los libros, técnicas, trucos, formulas y secretos nuevos para mi.
¡Fantástica experiencia
que con gusto volvería a repetir!
Luciendo los Kimonos
Bryan Whitehead y su indigo shibori.
Patio de Bryan
Vistas desde una de las ventanas de la casa de Bryan.
Rio en Fujino
Vistas desde mi ventana.
Secando nuestras telas.
Almuerzo en casa de Bryan.
Secando nuestras telas con Katazome
Secando nuestras telas con Katazome en el estudio de Mr. Noguchi.
Vista Mt. Fuji
Mr. Noguchi.
Sumergiendo nuestros textiles en indigo.
Doblando telas de 10 metros.
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