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Cada movimiento en el universo es un movimiento hacia el amor.

Como mis queridos lectores habran notado hice una pausa en mi blog, deje de escribir. Al principio no sabia si lo dejaria para siempre o simplemente por un periodo de tiempo, aun no lo se. Pero hoy encontre este escrito de Madisyn Taylor y me parecio tan oportuno traducirlo y compartirlo con ustedes mientras transitamos un tiempo de tanta incertidumbre.  Estamos aqui y ahora para servir. " Estamos viviendo en una época de grandes cambios. Muchos pensadores y videntes coinciden en que la humanidad y el planeta Tierra están evolucionando a un ritmo acelerado, y que esta evolución será necesariamente severa y aparentemente caótica a veces. Es natural que las personas reaccionen con miedo, porque estos cambios sin duda traerán cierto nivel de dificultad y pérdida para muchos de nosotros. Sin embargo, es esencial que todos recordemos que nuestras almas eligieron estar aquí en este momento y ser parte de este proceso. Cada movimiento en el universo es un movimiento hacia el amor. Es

Fujino, Japan



El 11 de Noviembre, nos reunimos todos los que asistiríamos al curso de Indigo Shibori en un hotel en el centro de Tokio y, después de despachar nuestro equipaje rumbo a las montañas, nos fuimos en tren a Fujino. 
Un viaje de un par de horas hacia el sur de Japón entre bosques y montañas.

Nos alojamos en la casa de nuestro profesor, Bryan Whitehead, una vivienda típica japonesa de más de 150 años, toda de madera, con puertitas corredizas y decorada con un gusto exquisito. Desde las ventanas de mi cuarto tenia una vista extraordinaria de las montañas y plantaciones de té, y amaneceres entre bosques brumosos.

Nuestro profesor Bryan, además de ser nuestro guía en Tokio en los museos textiles y lugares que visitamos, también fue nuestro traductor de japones en los restaurantes, negocios y transporte, tiene mas de 30 años de experiencia en Japon.

En su casa nos recibió haciéndonos sentir cómodos y bienvenidos. Nuestro cocinero, Hiro, no solo nos deleitó todos los días con platos variados, vistosos sino también sabrosos. Hiro y sus arreglos florales nos sorprendían a cada paso con rincones delicadamente decorados con plantas y flores.

Son muchos los detalles que podría contarles sobre mi estadía en casa de Bryan pero, dudo que pueda poner tantas sensaciones en palabras.

Nuestros días se iniciaban muy temprano con el sabroso aroma a café con el que Hiro impregnaba toda la casa. A las 9 comenzaban nuestras clases con Bryan.

Lo primero que tuvimos que mostrarle a nuestro profesor de Indigo Shibori fueron nuestros deberes. Bryan nos envió a cada uno de sus alumnos desde Japón una caja con telas, hilos, lápices de tinta de orquídea (que desaparece tan pronto se humedecen las telas) y papel de caqui ( Katagami) para hacer plantillas ( stencils).

Todos los dias eran muy intensos, distribuidos entre charlas informativas, cortar y doblar telas, dar cientos de puntadas, aprender a diferenciar distintas técnicas textiles japonesas y mucho más.

Bryan se caracteriza por su estupendísima claridad enseñando, especialmente por su flexibilidad y, cualquier pregunta que le formuláramos podía conducirnos a que nos mostrara su impresionante colección de telas japonesas o, que nos vistiera con sus lujosos kimonos y obis o, nos mostrara sus multiples telares.

Usualmente bien temprano o después de almorzar salíamos a caminar por las montañas, o simplemente aprovechábamos el tiempo completando nuestras múltiples tareas pendientes. 
El 15 de Noviembre fuimos hasta el rio a lavar nuestras primeras telas teñidas con indigo. Bryan tiene dos contenedores inmensos de 130 litros de índigo, allí sumergíamos nuestras telas hasta 10 veces, luego las enjuagábamos y el ultimo lavado era en el rio. De mas esta contarles que la experiencia del rio fue única, había que descender al rio por una escalerita de metal y permanecer descalzos en las aguas gélidas invernales de las montañas de Japón, golpeando las telas contra las piedras. La idea era desprender de los textiles los pigmentos sueltos de índigo y, así lograr blancos mas nítidos.

Algunos días salíamos en grupo a ver galerías de arte, visitar maestros ceramistas, artistas especializados en joyería, o simplemente a cenar en distintos lugares.

El 16 de Noviembre fuimos al taller de Mr. Noguchi, maestro de siete generaciones, especializado en índigo Shibori y katazome, en Hachioji.  

Mr. Noguchi nos mostro todo el proceso de katazome (una pasta a base de harina de arroz que sirve para bloquear las telas para que no se tiñan con índigo).Ademas, nos permitio usar su estudio para hacer nuestros textiles con la tecnica de katazome, usar sus herramientas, sus katagame y teñir en sus multiples contenedores de indigo. Un lujo total!

Con nuestras manos teñidas de índigo y nuestros extensos días de aprendizaje y trabajo fueron transcurriendo las semanas en Fujino. Así llego el día 21 de Noviembre y el momento de volver a Tokio.

Nuestro curso de índigo Shibori había llegado a su fin , nuestras valijas, llenas de telas fruto de incalculables horas de coser, doblar, teñir, lavar, cortar hilos partirían a nuestros hoteles en Tokio.

Este fue un curso intenso en donde pudimos ver de primera mano el mundo milenario del índigo shibori japones y sus múltiples secretos. 
Personalmente, pese a llevar más de un año y medio trabajando con estas técnicas, descubrí nuevas formas y estilos que no figuran en los libros, técnicas, trucos, formulas y secretos nuevos para mi.

¡Fantástica experiencia que con gusto volvería a repetir!




 Luciendo los Kimonos


Bryan Whitehead y su indigo shibori.


Patio de Bryan


Vistas desde una de las ventanas de la casa de Bryan.


 Rio en Fujino


Vistas desde mi ventana.


Secando nuestras telas.


Almuerzo en casa de Bryan.


 Secando nuestras telas con Katazome 


Secando nuestras telas con Katazome en el estudio de Mr. Noguchi.


Vista Mt. Fuji



 Mr. Noguchi.



Sumergiendo nuestros textiles en indigo.


Doblando telas de 10 metros.

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