El 7 de Noviembre después de un delicioso desayuno en
el Conrad Hotel en el corazón de Seúl, Corea
del Sur, decidimos con mi amiga Cole visitar el Palacio Changdeokgung, ubicado
en un precioso parque salpicado de árboles otoñales en Jogno-gu.
Es un palacio construido por la dinastía de Joseon, en
1405. Está compuesto por un conjunto de edificios con techos muy elaborados que
conforman una especie de laberinto. Un lugar austero que actualmente carece de
mobiliario pero que deslumbra por su sofisticada arquitectura.
Desde allí nos fuimos caminando hasta el palacio Gyeongbokgung, donde pudimos ser testigos de un despliegue de soldados vestido de
época con banderines muy coloridos.
La idea fue ir caminando a hasta Tongui-dong en Jongno-gu
para nuestra clase de tallado de sellos en piedra.
La clase fue en Hangeul Jeongak Gallery en el subsuelo
de un edificio. Allí nos recibió la maestra que nos instruiría “en coreano” como
tallar nuestros sellos.
Lo primero que debíamos hacer era pulir unos trozos
irregulares de piedra. Una vez que la superficie estuvo muy suave la pintamos
con una tinta aguada anaranjada. Mientras la piedra se secaba pintamos con
tinta china en un papel de arroz la caligrafía que deseábamos tallar en nuestro
sello. Por suerte, los celulares son diminutos asistentes que pueden traducir
cualquier palabra en el idioma que deseemos. Así fue como encontré la caligrafía
del nombre de mi negocio en coreano, Shogo (que significa medio día). Una vez escrita
la palabra que deseábamos tallar en el papel de arroz, le dimos la vuelta al
papel, para copiar la caligrafía a la inversa con tinta sobre la roca.
Cuando la tinta estuvo seca nuestra maestra nos dio cinceles
para tallar la roca. Todo eso en medio de ciento de instrucciones en coreano,
instrucciones como que cada trazo dentro de la caligrafía debía mantener la
misma exacta distancia o, como manejar el cincel para no lastimarnos las manos,
la profundidad necesaria que debíamos tallar nuestra roca y muchísimas otras
tantas instrucciones.
La verdad que fue admirable la paciencia con la que
esta maestra nos fue guiando hasta que finalmente nuestro sello estuvo listo.
Ella preparo una tinta roja pastosa con la que cubrió nuestros sellos con un
rodillo de goma. En ese momento, nuestros sellos estaban listos para imprimir
sobre papel de arroz. Emocionante ver
que en tres horas habíamos fabricado nuestro propio sello de piedra. Mi amiga
Cole se embarco en la tarea de imprimir el nombre de su clan escoses y pese a
ser una tarea un tanto complicada lo logro ejecutar maravillosamente bien. Bravo
por mi amiga Cole que pacientemente se dejo arrastrar por mi para hacer cursos
de arte en Seúl.
Las dos estábamos felices con nuestros sellos de
piedra.
Tengo que comentarles un poco de la Galleria Hangeul
Jeongak porque es un lugar digno de visitar, esta artista tiene una colección de
sellos extraordinaria, verdaderos trabajos en los que abunda la elegancia, la atención
al detalle, una belleza exquisita. Verdaderas obras de arte que parecen
absolutamente imposibles de plasmar con un cincel sobre rocas. Sus piezas son
tan delicadas y bellas que no pude sustraerme a la tentación de comprarle un sello,
además antes de despedirnos y tomarnos fotos con esta maestra coreana ella nos
regalo una copia de su libro de sellos publicado en el 2011.
Partimos de la Galleria Hangeul Jeongak orgullosas con
nuevos conocimientos, experiencias y nuestro sello en coreano. Viajar y
aprender es un lujo, y si a eso le agregamos la compañía de una buena amiga no hay nada mas que agregar. ¿No les parece?
Sello y libro de la maestra coreana
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