Ir al contenido principal

Destacado

Cada movimiento en el universo es un movimiento hacia el amor.

Como mis queridos lectores habran notado hice una pausa en mi blog, deje de escribir. Al principio no sabia si lo dejaria para siempre o simplemente por un periodo de tiempo, aun no lo se. Pero hoy encontre este escrito de Madisyn Taylor y me parecio tan oportuno traducirlo y compartirlo con ustedes mientras transitamos un tiempo de tanta incertidumbre.  Estamos aqui y ahora para servir. " Estamos viviendo en una época de grandes cambios. Muchos pensadores y videntes coinciden en que la humanidad y el planeta Tierra están evolucionando a un ritmo acelerado, y que esta evolución será necesariamente severa y aparentemente caótica a veces. Es natural que las personas reaccionen con miedo, porque estos cambios sin duda traerán cierto nivel de dificultad y pérdida para muchos de nosotros. Sin embargo, es esencial que todos recordemos que nuestras almas eligieron estar aquí en este momento y ser parte de este proceso. Cada movimiento en el universo es un movimiento hacia el amor. Es

Seúl, Corea del Sur, una ciudad mágica!




Durante la primera semana de Noviembre tuve la fantástica posibilidad de viajar y visitar una querida pareja de amigos que están viviendo en la ciudad de Seúl, amigos que conocí hace algunos años mientras vivíamos en Columbus, Ohio.

Así es como pude cumplir mi promesa de ir a visitarlos y a la vez acomodar mi reloj biológico al uso horario de Asia. Porque mi segundo destino seria asistir a un curso especializado en técnicas textiles japonesas en la ciudad de Fujino, a casi dos horas en tren de la ciudad de Tokio,… pero bueno eso se los contare en otro Blog.

Lamentablemente, el esposo de mi amiga había viajado y no pude saludarlo, pero eso no nos impidió disfrutar una semana muy amena en una ciudad que me sorprendió gratamente por su belleza, su arte y su gente.

Mis amigos viven en las afueras de Pyeontaek, al sur de Seúl, una zona rural preciosa, con casitas típicas y con plantaciones de frutas y verduras en cada metro cuadrado. Arboles cargados de manzanas, caquis llenos de frutas de anaranjado brillante, arrozales que ya habían sido cosechados, plantas de edamame y otras hortalizas que desconozco su nombre. Asombroso ver como cada pedacito de tierra es cultivado con herramientas muy primitivas, sin tecnología y por una población anciana. Los jóvenes se van del campo a las ciudades y allí solo se ven ancianos cuidando diligentemente sus tierras y cultivos.

El primer paseo que hice a la ciudad de Seúl fue con una amiga de mi amiga que amablemente dedico su día libre a caminar conmigo las calles de esta preciosa ciudad. Con ella aprendí el sistema de transporte publico en tren y subterráneo.

En un día soleado recorrimos la zona donde se encuentran los artistas, diseñadores de ropa, joyería, cerámica y lámparas extraordinarias de papel de arroz. Allí los artistas son verdaderos maestros altamente especializados que despliegan para deleite del publico técnicas artesanales milenarias de una belleza exquisita.

Si bien no es muy común que los coreanos hablen en inglés, los jóvenes si lo hablan con mucha timidez y están siempre muy dispuestos a ayudar, guiar e indicar direcciones a los turistas. También en distintas esquinas encontramos unas chicas muy amables de la oficina de turismo que nos ayudaron a encontrar un restaurante diminuto de comida vegana. No solo nos dieron la dirección del restaurante, sino que también llamaron por teléfono para reservarnos un lugar. 
Y vaya sorpresa que fue este lugar atendido por una simpatiquísima y temperamental coreana, pequeñita y energética que nos deleito con su deliciosa comida vegana y casera. A mi me gusto tanto estar en ese lugar que luego volví otro día a visitarla.

Terminamos nuestro recorrido visitando un templo budista en el centro de Seúl, con una exposición de flores extraordinaria y unos minutos de meditación frente sus estatuas de oro.

La siguiente vez que fui a Seúl lo hice sola, camine entre los plantíos hasta la parada del autobús, llegue a Pyeontaek, tome el tren a Seúl y, luego el subterráneo hasta un mercado. Como el mercado no resulto ser el lugar que tenía en mente, de allí me tomé otro subterráneo y me fui a la Universidad de Ehwa que es una la universidad de mujeres. En el vecindario hay calles con tiendas muy exclusivas solo para mujeres. Las coreanas visten muy elegante y con mucho estilo.

Los días siguientes nos fuimos con mi amiga a un lujoso hotel en la ciudad de Seúl frente al rio Han. Desde el piso 32 teníamos una vista privilegiada del rio, la ciudad y las montañas que separan Corea del Sur de Corea del Norte. 

Una mañana la dedicamos a visitar el palacio real Changdeokgung, con su intrincado laberinto de recintos reales.

Pudimos asistir a las clases de una maestra en sellos de piedra que con suma paciencia y en coreano nos guio para tallar nuestros propios sellos sobre piedra. De allí salimos muy orgullosas con nuestros sellos tallados a mano. 
Al día siguiente nuestro destino fue aprender a construir lámparas con papel de arroz y todos sus secretos. También la clase fue en coreano y el resultado fue un par de lámparas preciosas.

Esa tarde visitamos el museo de la Universidad de las Mujeres que tenia una muestra de textiles y ropa de época, cerámica, joyas y artesanías.

La semana en Corea fue tan intensa como interesante. Descubrir una ciudad muy bella con rincones tradicionales, con maestros artistas, conocer gente y sobre todo disfrutar de la generosa hospitalidad de mi amiga.  

Noviembre pese a ser un mes frio en el hemisferio norte, resulto sorprendentemente soleado y no muy frio tanto en Corea como en Japón, lo cual hizo de mi estadía algo muy conveniente y agradable para poder estar gran parte del día caminando a la intemperie.

La ultima noche, nos separamos, mi amiga se fue a su casa y yo me fui a dormir a un hotel en el mismo aeropuerto de Gimpo para abordar muy temprano mi avión a Haneda, Tokio, Japón. Quedarme en un hotel del aeropuerto fue muy conveniente porque de esa manera no tuve que viajar varias horas para llegar al aeropuerto de madrugada.

Ese fue mi viaje por la ciudad de Seúl, si tienen la oportunidad de visitarla no dejen de hacerlo. Una ciudad muy bonita, con gente amable, extremadamente segura y vibrante, conserva aún muchas construcciones típicas donde se pueden apreciar ventanas y puertas de madera delicadamente construidas sin el uso de clavos ni tornillos. Techos con tejas de cerámica muy ornamentados, visitar maestros artesanos extraordinarios y disfrutar de una cultura rica y delicada.


 Nuestros sellos de piedra

Nuestras lamparas de papel de arroz

Seul al amanecer

En el restaurante vegano



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares