¿Sabías que nuestro cuerpo es una masa de
energía que vibra a alta velocidad y, que la velocidad de la vibración la
determina el tipo de pensamientos que estamos pensando?
Nuestro cerebro es un instrumento
electrónico, cuando pensamos activamos las células cerebrales. Por lo tanto, acorde
al tipo de pensamiento que tengamos, estamos configurando un tipo particular de
vibración, y de esa manera, nos ponemos en armonía con el objeto que deseamos.
Hay un número infinito de niveles vibratorios, llamados frecuencias. Si
queremos ponernos en la misma frecuencia del objeto que deseamos, debemos
mantener la imagen mental de lo que deseamos, con la creencia que lo
obtendremos.
De acuerdo con la Ley de la Vibración, solo
podemos atraer lo que está en armonía con nosotros. Todo vibra; nada descansa.
Incluso las piedras vibran una vez al día. Parecen estar quietas hasta que las
observamos en un microscopio.
Estamos inmersos en un extraordinario océano
de perpetuo movimiento en un cuerpo que vibra alta velocidad.
Acorde a esta Ley de Vibración, las únicas
cosas que podemos atraer a nuestra vida son las cosas con las que estamos
sintonizados en una vibración armoniosa. Tan pronto como comenzamos a
entretener diferentes imágenes en nuestra mente, activamos células de
reconocimiento en nuestro cerebro y establecemos una vibración definida. Pensando
en algo muy triste o depresivo, nos sintoniza en una vibración negativa o baja.
Pensando en algo agradable o feliz, nos sitúa en una vibración alta o positiva.
Pensar en lo que queremos hará que las células de nuestro cerebro comiencen
vibrar en la frecuencia que necesitamos para atraerla hacia nosotros.
Es fundamental dedicar tiempo de manera frecuente
en mantener la imagen mental de las cosas que queremos atraer a nuestras vidas para
así lograr una vibración armoniosa con ellas.
Preguntándonos qué tipo de emociones
estamos experimentando durante el día nos proveerá de valiosísima información, porque
nuestras emociones son un sensor que nos permite ser conscientes de nuestra frecuencia
vibratoria. Al examinar nuestras emociones, podemos estar al tanto si nuestra frecuencia
vibratoria es baja o alta.
Estamos equipados con un instrumento de
alta precisión que podemos utilizar para obtener lo que queremos en la vida y
tan solo necesitamos aprender a usarlo elevando nuestra frecuencia vibratoria.
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